N.º 2/Año 2022
La música cubana «es una música viva, es un folklore vivo […] Por ello sigue su carrera, por ello se impone en todas partes y se utiliza de mil maneras, del mismo modo que los instrumentos de la percusión afrocubana se incorporaron todos a las orquestas sinfónicas del mundo».
ALEJO CARPENTIER [1]
El Eco de Las Villas ha decidido acercarse en este número, por primera vez, desde voces e investigadores avezados, a la influencia del llamado continente negro en la música de la región central de Cuba. Sin pretender cubrir todo, por su extensión y por humildad ante tan vasto caudal, la revista recorre diferentes tópicos que abarcan desde la construcción de instrumentos, el estudio del lenguaje en los cantos afrocubanos, las tonadas trinitarias, los coros de clave, el testimonio de rumberos y portadores y el registro etnográfico del lombanfula en el centro de Cuba. Además, abre una nueva sección, La Atalaya, con justas reflexiones acerca de la presencia de la campana como patrimonio sonoro, intangible, detenido en el tiempo como eco del pasado. Lo justifican sus funciones primeramente de sumisión y control desde los centrales y las dotaciones de esclavos, y luego, como atractivo turístico de primer orden. Asimismo, nos atrevemos a presentar en nuestras páginas la transcripción musical normalizada de cantos realizados en cabildos y casas templos de la región, como parte de ciertos rituales, a partir de registros in situ realizados en la región de Las Villas a finales del siglo XX. El elemento negro transversaliza la cultura cubana en toda su dimensión, constituye un ente moderador de dinámicas culturales, de posturas ante la vida, de discursos de poder, pero a la misma vez, constituye un elemento singular al interior de las prácticas, los estilos de composición, la interpretación, así como del fenómeno de la resistencia cultural. Varios son los ejemplos en la música de la región de Las Villas: José Manuel Jiménez Berroa, Néstor Palma, Catalina Berroa, Benny Moré, Armando Lara, Roberto Angulo, Alejandro Sánchez, Angel Rafael Gómez Mayea (Teofilito) y muchísimos más que sería imposible nombrar. El proceso de coordinación de este ejemplar ha permitido al equipo de trabajo enfrentarse a dinámicas culturales, tradiciones que permanecen intactas en las venas de sus cultores y elementos distintivos de la música cubana que aún requieren estudio e investigación, invitan a ser revisitados y, más que todo ello, valorados, socializados y promovidos. Gracias por permitirnos acceder a estos saberes y contribuir, desde las páginas de esta revista, a esta justa labor. El Eco de Las Villas
[1] Carpentier, Alejo (1987). «Sobre la música cubana». Conferencias, págs. 32-58. La Habana: Editorial Letras Cubanas. (pág. 57).
Portada: Chango, xilografía, Leonardo Pérez