Radamés Giro Almenares, un hombre apasionado por la música
Jesús Gómez Cairo
En la noche del 17 de septiembre de 2022 falleció en La Habana a la edad de ochenta y dos años Radamés Giro Almenares: guitarrista, editor de libros, investigador, musicógrafo, escritor, prologuista, compilador y gestor de una amplia obra editorial, que cuenta con más de un centenar de títulos relacionados con importantes temas del arte y la cultura, particularmente, la música.
Nació en Santiago de Cuba el 30 de julio de 1940, en una familia donde se cultivaba la trova tradicional santiaguera: nieto del gran Ángel Almenares y sobrino del destacado trovador Alejandro Nené Almenares; su papá fue tresero, y sus tíos, guitarristas.
Muy joven integró el trío Los Románticos. Formó parte del Conjunto Avance del 56 y se desempeñó como guitarrista acompañante de varios intérpretes, entre ellos, Orlando Contreras. En 1959 integra el Combo de Conrado Wilson.
Fue ayudante de carpintero y albañil. Participó como brigadista en la Campaña de Alfabetización y, al finalizar esta, comienza la especialidad de Teatro en la Escuela Nacional de Instructores de Arte, atraído por las materias que ofrecía (Actuación; Historia del teatro; Filosofía; Economía; Literatura Universal, Cubana y Española; Voz y dicción), lo que resultó determinante para el rumbo posterior de su vida profesional.
En 1966 se desempeñó como subdirector de la Escuela de Música de la Escuela Nacional de Arte y, en 1969, inicia su labor como editor. Primero, en la Editorial Pueblo y Educación; en 1974, como encargado de las ediciones de música y arte de la editorial Arte y Literatura; en 1976, forma parte del grupo fundador de Letras Cubanas; y, desde 2006, como editor principal de las Ediciones Museo de la Música.
Como resultado de su investigación sobre el patrimonio musical cubano, con una óptica que imbricó siempre la música de concierto y las expresiones populares, escribió importantes ensayos, y preparó compilaciones que posibilitan al investigador obtener un claro panorama de las valoraciones sobre el devenir de la nación en términos musicales. Entre ellos, el titulado Leo Brouwer y la guitarra en Cuba (1986), además de analizar la obra del músico, ofrece una reflexión sobre la evolución del instrumento y un inventario de sus cultores en la isla, incluyendo algunos del siglo xix olvidados en la historiografía nacional. Algunos de sus otros trabajos publicados son Visión panorámica de la guitarra en Cuba (1997), Heitor Villa-Lobos: una sensibilidad americana (1990), El filin de César Portillo de la Luz (2001), Música popular cubana. Breve historia a través de los géneros y otros ritmos (2007), Cincuenta canciones en años de revolución (2008) y Caturla: el músico, el hombre (2007), breve lista en la que puede apreciar la relevancia de sus estudios.
De sus obras, la considerada de mayor aliento y alcance ha sido, indiscutiblemente, su monumental Diccionario enciclopédico de la música en Cuba (DEMC), resultado de cuarenta años de investigación. Con acierto, se señaló a su muerte:
Hubiera bastado el Diccionario enciclopédico de la música en Cuba para garantizarle un lugar en la historia de la cultura cubana. Este título es un referente indispensable para estudiosos e interesados, una obligada fuente de consulta para acercarse a figuras, agrupaciones, géneros y procesos de la música en este país. Cuatro décadas de acuciosa labor investigativa acreditan ese empeño. […] Sus libros, artículos y entrevistas constituyen un importante cuerpo teórico para la musicología y la historia de la cultura nacionales.[1]
En efecto, este texto, cuya primera edición aparece en 2007, se convirtió en fuente indispensable de información y obligada consulta, pues
la «enciclopedia de Radamés», como ya se la conoce, resulta de enorme utilidad para escritores, críticos de música y literatura, investigadores, periodistas, comunicadores, casas discográficas, disc jockeys, y todos aquellos que, siendo o no especialistas, necesiten referencias, ideas y datos sólidos. Es importante subrayar que el DEMCno se limita a músicos ni a cubanos. En sus páginas podemos encontrar personalidades más conocidas en la academia internacional por estudios no siempre musicales, como es el caso de Fernando Ortiz, y del escritor de novelas radiales y compositor Félix B. Caignet, pero que mantuvieron una estrecha relación con la música en sus vidas y obras. Y también fichas dedicadas a músicos no cubanos, como el tenor Enrico Caruso, que visitó Cuba en 1920.[2]
Asesor de producciones fílmicas, Radamés Giro trabajó también para la radio y la televisión, e impartió conferencias dentro y fuera del país en estas áreas de actuación. Fue miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y asesor de la Smithsonian Foundation.
Por su meritorio trabajo recibió las medallas Alejo Carpentier, Distinción por la Cultura Nacional, Raúl Gómez García y Adolfo Guzmán. Mereció el Premio Nacional de Edición (1999), el Premio Anual de Investigación (2002) y el Premio de la Crítica Científica (2007).
A decir de Leo Brouwer «Radamés no es el tipo de investigador que desea a toda costa pasar a la historia por sus tesis o por su estatus profesional —lo cual merece— sino como el hombre apasionado por la música, el hombre que busca y encuentra».
[1] Yuri Nórido. «Falleció Radamés Giro, autor del Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba», Trabajadores, 19 de septiembre de 2022. https://www.trabajadores.cu/20220919/fallecio-radames-giro-autor-del-diccionario-enciclopedico-de-la-musica-en-cuba/.
[2] Raúl A. Fernández. «Radamés Giro y la investigación de la música en Cuba», Revista Temas (84). https://temas.cult.cu/articulos-academicos/radames-giro-y-la-investigacion-de-la-musica-en-cuba/.