Crónica del pasado,  Edición Nro. 0 Año 2020

La Perseverancia. Diario Político, Órgano de la junta provincial del partido liberal autonomista. Año II. Santa Clara, domingo 13 de setiembre de 1885. Número 198

La inauguración del teatro La Caridad.

 

Ha sido un verdadero acontecimiento que formará época en los anales de nuestro pueblo. En los momentos que atravesamos, en estos días de egoísmo y de dudas, de caractéres adocenados y de abyección vergonzosa, es verdaderamente consolador ver espectáculos como el que la ciudad de Santa Clara ha presentado el ocho y el nueve de Setiembre.

El pueblo corriendo presuroso á presentar a su ilustre bienhechora la señora Abreu de Estévez, el testimonio de su gratitud sin límites por los beneficios de ellas recibidos; las aclamaciones incesantes de la multitud; los acentos de los inspirados tributos que han prestado su concurso para esta grandiosa obra; todo ese conjunto de voces y de…, toda esa fiebre de entusiasmo, que hacía la tira la unísono el corazón de los villaclareños , ha sido la demostración palmaria de que si la señora Abreu, con su caridad inagotable, ha colmado de beneficios á su pueblo natal, este es digno de ellos, pues sabe agradecerlos y se honra á sí mismo honrando a su agrégia benefactora.

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El Sr. Montoro

La noche de la función inaugural presentaba el interior del teatro La Caridad un aspecto deslumbrador. A su belleza indisputable, á la suntuoridad del decorado, a la magnificencia del conjunto, uníase lo selecto de la concurrencia. Hermosas damas lujosamente ataviadas; las luces y las flores por dó quiera, los melodiosos acordes de la orquesta que dirigía el inspirado artista señor Palma, todo esto producía una série de sensaciones indescriptibles.

Después de la bella sinfonía conpuesta expresamente para el acto y que fué muy aplaudida, se presentó en el palco escénico el señor Montoro. Saludado por el público con una estruendosa salva de aplausos […]

Allí estábamos todos, no para fijar la memoria en este ó el otro concepto, sino para deleitarnos con la armonía de aquellos periodos llenos y rotundos, y el encanto avasallador de aquella palabra inspirada y correcta.

Concluyó el señor Montoro y el público le hizo salir nuevamente para tributarle sus aplausos. Fue una ovación la que recibió el ilustre orador habanero, que le probará cuánto aprecia este pueblo, á los que como él saben excitar sus nobles sentimientos.

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” la representación ”

Después de la sinfonía del Barbero de Sevilla, del maestro Rossini, tocada brillantemente, se alzó el telón y dió principio á la representación del Drama de don Luis Mariano de Larra, ” Los Lazos de la familia “, que fue muy bien interpretado por las señoritas Clara Marina, Caridad Terga y Jacobita Román y los caballeros Merino, Ortiz, Martínez y Ruiz, que fueron muy aplaudidos, pues todos trabajaron con mucho acierto y se esmeraron notablemente. Las bellas aficionadas fueron obsequiadas con lindos ramos de flores.

Terminado el drama, la orquesta con afinación esquisita, tocó la preciosa sinfonía Elisa y Claudio, á la que siguió el “Wals Tres Jolie” […], así como el wals Rosa, del señor Palma. — Siguió á esto la representación del divertido proverbio en un acto, de Tamayo y Baus, titulado ” Más vale maña que fuerza “, en que tomaron parte las simpáticas Jocobita Román y Caridad Terga y los señores Sierra y Ledesma. — La vaporosa y encantadora Jacobita hizo una Eloísa deliciosa que satisfizo á todos, así como Caridad Terga que cada día adelanta más en el género cómico. Los señores Ledesma y Sierra, trabajaron muy bien.

El reputado pintor señor Salaya, le dió después, consentimiento, una bonita poesía de nuestro amigo don Angel Luzón de las Cuevas, titulada Villaclara, que fué muy bien acogida por el público, pues la poesía tiene excelentes versos y pensamientos muy inspirados y profundos. — El auditorio pidió al autor, y éste se presentó en el proscenio donde fue saludado con un caluroso aplauso.

La función finalizó con la polka “La Pasionaria”.

 

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 La demostración popular

Á las siete y media de la noche del 9, se dirigió á la morada de la señora Abreu la procesión cívica que estaba preparada para el acto. Á pesar de lo desapacible del tiempo concurrieron la Sociedades y Gremios invitados, á los que seguía un gentío inmenso. Iban en correcta formación las escuelas de ambos […], la sociedad de socorro mutuos, organizadora de la manifestación, La Dramática, un magnífico estandarte, el Círculo Villaclareño, el Casino Español, el Comercio, la Sociedad de Estudiantes, el Gremio de tabaqueros y cigarreros, el Centro Africano, y algunos más que no recordamos de momento. Al llegar á la casa de la señora Abreu, en la calle del Cármen, se detuvieron los manifestantes y pasaron después las respectivas comisiones á entregar á la ilustre dama el recuerdo que cada Centro le dedicaba, consistentes en álbums, coronas, diplomas de honor, cuadros conmemorativos, etc.

Después salió de su morada la señora Abreu para dirigirse al teatro donde debía verificarse la función que en honor suyo daba el Ilustre Ayuntamiento. Del brazo del señor Alcalde Municipal atravesó la benéfica señora las dos filas de la procesión, hasta la puerta principal del teatro. El tránsito había sido alfombrado de flores; brillaban los hachones, poblaban los aires los acordes de la música y el pueblo prorrumpía en vítores y aclamaciones incesantes. Aquello fue espléndido; fué una ovación digna de la reina de los corazones villaclareños.

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El discurso del alcalde

Al alzarse el telón, se presentó en el palco escénico el Ilustre Ayuntamiento. En nombre de éste habló el Alcalde municipal, señor Tristá y con frases sobria y correcta dió las gracias á la señora Abreu por los beneficios que tanto ella como sus hermanas habían prodigado al pueblo de Santa Clara, entre los cuales descollaba por su magnificencia la obra exclusiva de Marta, el teatro ” La Caridad “. — El señor Tristá tuvo momentos felices y en su breve discurso se hizo intérprete fiel del sentimiento popular, siendo aplaudido calurosamente cuando hubo terminado.

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La entrega de las medallas

La medalla mandada acuñar por el pueblo de Santa Clara, fué presentada á la señora Abreu por el presidente de la Comisión, nombrada para la suscrición, el señor licenciado don José Benito Pérez. En breves y sentidas palabras expuso la idea que había presidido á la dedicación de aquel recuerdo de la gratitud del pueblo: ofreció a la ilustre benefactora el testimonio del agradecimiento eterno de sus conciudadanos y concluyó tributando un testimonio de gracias al dignísimo esposo de la señora Abreu, el señor Estévez, que ha contribuido también en una pequeña parte á la realización de la obra de su noble compañera.

El señor don Álvaro Ledón, presentó después la otra medalla que los villaclareños residentes en Sagua han dedicado á la ilustre dama. Con la fogosidad que caracteriza la oratoria del señor Ledón, expuso éste los sentimientos de aquellos hermanos que residen léjos de nosotros y que, sin embargo, viven en íntima comunión con su pueblo natal, participan de sus alegrías y lloran sus penas. El discurso del señor Ledón fué muy aplaudido.

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El Señor García

Al presentarse el señor don Márcos García, fué saludado por el público. En completa posesión de sí mismo y dominando en absoluto el tema que se propuso desarrollar, comenzó su discurso. Habló el señor García de la eterna lucha del bién y del mal; y su elocuencia vigorosa, su palabra potente y á la vez atronadora, no se opusieron á que supiera adornar con las galas del estilo y los primores del lenguaje, todas las partes de su elocuente peroración. Tiene el señor García admirables condiciones tribunicias y sabe herir las fibras del sentimiento. Momentos hubo en que su voz se perdía entre el estruendo de los aplausos que le tributaba el entusiasmado auditorio, arrebatado por la incomparable grandilocuencia de los conceptos que iba desarrollando.

Al terminar, fué llamado el palco escénico y recibió otra prueba de admiración en los unánimes aplausos que se le tributaron.

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Las medallas

La medalla que por suscrición popular dedicó el pueblo de Villaclara a la señora Abreu de Estévez, es de oro pulido de 21 kilates y de más de 40 adornos… diseño facilitó el distinguido artista habanero Miguel Melero, representando la Calidad y la Instrucción, con los atributos apropiados. En el reverso tiene la siguiente inscripción: ” á la señora doña Marta Abreu de Estévez, Villaclara agradecida. — 1885 ”

Pendientes esta medalla de un cordón de seda blanco y oro colocada en un precioso estuche de raso y felpudo rojo, es, á juicio de los inteligentes, una verdadera obra de arte, debida al acreditado taller de joyería de don Joaquín Ardavín, Obispo 96, Habana.

La otra medalla, que los villaclareños residentes en Sagua, por iniciativa de nuestro amigo don Álvaro Ledón, han regalado á la señora Abreu, es también de oro pulido de tamaño regular, orlada con coronas de Palma y laurel por ambos lados. En el anverso, se destaca, admirable mente burilado el edificio del teatro ” La Caridad “. En el reverso tiene esta dedicatoria, en letras de alto relieve, de exquisito gusto: ” A Marta Abreu de Estévez. — Los villaclareños residentes en Sagua, en testimonio de admiración y gratitud — 1885″.

Esta medalla es obra del renombrado artista don Fernando Lamas que tantas simpatías cuenta en este pueblo, por su modestia y laboriosidad, cuyo señor ha ejecutado el trabajo en el taller de joyería de don Mariano Carnicer, en la misma villa de Sagua.

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Estreno de un Drama

El teatro estaba completamente lleno. Presentaba un aspecto mágico, sorprendente, fascinador. En las lunetas, palcos, butacas y tertulia, el bello sexo, prendido con elegancia, lucia sus encantos. Era aquello un verdadero jardín, un cielo tachonado de rutilantes estrellas. Toda la sociedad culta, todo lo que rinden homenage al progreso, estaban allí ratificando con su presencia á la admiración que sienten por la magnificencia de la esclarecida villaclareña Marta Abreu, y su amor al adelanto intelectual de esta poética y hospitalaria ciudad, que arrullan las brisas aromosas que descienden cantando amores y gratitud desde la encumbradas cimas del Escambray, ese titán de granito en cuya frente la mano de la justicia y de la gratitud ha esculpido con buril de oro el nombre de ilustre dama que siente con el pobre, que llora con el huérfano y aspira con la patria, para que las generaciones del porvenir honren su imperecedera memoria; honren el nombre de ¡Marta Abreu!

Terminados los discursos que en otro lugar se reseñan, comenzó la representación del drama en dos actos y en verso titulado Caridad, escrito por el señor don Juan Ortiz y dedicado á la señora doña Marta Abreu de Estévez.

El simpático pensamiento de la caridad es el que predomina en el drama escrito en fáciles y bonitos versos y salpicado de oportunos chistes. Obra de actualidad, llenó perfectamente su objeto, y el ilustrado concurso así lo estimó cuando hizo que se le presentára el autor para colmarle de aplausos. El desempeño del drama encomendado á los inteligentes señoritas Clara Marina y Caridad Terga y á los señores Merino, Ortiz, Ledesma y Sierra, no dejó nada que desear, pues todos bordaron divinamente á sus papeles, siendo muy aplaudidos.

Una verdadera lluvia de ramos de flores fue arrojada á las bellas Clara Marina y Caridad Terga —¡Y bién que las merecieron!

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Música y versos

La señora doña Digna Fernández de Montero, acompañada al piano por el inteligente profesor señor Pons, cantó con dulcísima y bien afinada voz la preciosa Serenata de Schubert, que fue muy aplaudida, siendo la distinguida dama obsequiado con un hermoso ramillete.

La señorita Clotilde Fernández recetó una bellísima poesía de nuestra querida poetisa Anita Fernández (Estrella). — Clotilde, tan bella, con sus lindísimos ojos negros, derramando torrentes de mágica lúz, recitando con voz vibrante, dulce, acariciadora y á veces nerviosa los encantadores y profundos versos de Estrella, electrizó el concurso. No hubo un corazón villaclareño que no se estremeciera, no hubo un alma que al oír las sentidas quejas que exhalaban los preciosos lábios de aquel ángel, no llorara en el fondo del alma la inolvidable memoria de aquellos buenos villaclareños que la muerte nos ha arrebatado. ¡Si es verdad que de las frías é insondables soledades de la muerte, hay algo que vuelva al mundo de los vivos, el pensamiento, el espíritu patriótico de tan queridos hermanos, dieron aliento, vinieron á palpitar, á saludar el renaciente progreso de este pueblo en las armoniosas y patrióticas notas de la inspirada lira de la bellísima Estrella!

El público entusiasmado aplaudió frenéticamente á la simpática recitadora y á la dulcísima Estrella.

Cuando aún estaba el público conmovido, cuando aún en millares de lindísimos ojos rutilaban las lágrimas arrancadas del fondo del alma por el sentido y arrobador canto de Estrella, aparecieron los señores Pons y Camps, y tocaron a piano y flauta una bonita sinfonía sobre motivos de Lucrecia, que fué justamente aplaudida.

El simpático niño Antonio Vidaurreta, hijo de nuestro queridísimo amigo el poeta Antonio Vidaurreta y Álvarez; recitó con buena entonación y bastante sentimiento una magnífica poesía de su padre, llena de bellísimos y profundos pensamientos; poesía en que cada estrofa es un canto digno del laúd de Luaces, y que fueron aplaudidos con verdadero sentimiento, porque Antonio Vidaurreta y Alvarez es un verdadero poeta, un consumado artista del verso, que si hoy no brilla en la esplendente constelación de nuestros bardos, es por que su excesiva modestia lo tiene cautivo en el alejamiento. — El público pidió que se presentara en el proscenio, para tributarles su sentida de ovación, pero no pudo ser complacido, porque el poeta en aquellos momentos se había ocultado. ¡Tanta modestia, tanto estro y tanto corazón, tanta poesía y tanto sentimiento, no hay fuerza que rompa la naturaleza en que viven!

La señora doña digna Fernández de Montero, cantó con notable buen gusto y excelente escuela, una preciosa barcarola de Campana, acompañado al piano por el señor Pons.

El señor Palma tocó en su maravilloso violín una fantasía sobre motivos de “Roberto el Diablo” (Alard) acompañado al piano por el señor Camps. — Cuántos elogios pudiéramos tributar al señor Palma serían pocos. Su arco poderoso tiene el don de electrizar, de cautivar el sentimiento. El señor Palma es siempre un gran artista, una gloria de Cuba. —

El señor Ortiz, leyó una fácil y sentida poesía titulada ” Ciento por uno “, que fué muy bien recibida por que en sencillos y bonitos versos, desarrolló el bello poema de la caridad. Los aplausos que le tributó el auditorio fueron merecidísimos. — Nosotros felicitamos á los hombres de buena voluntad que, como el señor Ortiz, se asocian á nuestras manifestaciones de amor y gratitud.

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El monólogo

Terminado el precioso wals [de Vázquez] y después de una corta introducción musical, dió principio á la recitación del monólogo ¡Marta!, escrito por el inspirado poeta Emilio Pérez de Morales.

La decoración era magnífica, sorprendente.

Clara Marina, vestida con un traje adecuado que aumentaba su belleza, recitó admirablemente el monólogo, arrancando calurosos y nutridos aplausos. — Hay en el monólogo ideas profundas y versos lindísimos y correctos, imágenes atrevidas que revelan la imaginación creadora del poeta.

La apoteosis con que termina el monólogo y el himno que se cantó, cautivaron al público, que pidió al autor para colmarle de aplausos, habiéndose ofrecido á la simpática Clara Marina un bonito bouquet de flores.

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Demostración al señor Montoro

Consumidos los turnos marcados en el programa, el público pidió que hablara al señor Montoro; y por más que el Ayuntamiento había acordado no introducir variación alguna en el orden de la fiesta, se hizo una excepción en honor de tan ilustre huésped.

Esto hizo un bellísimo resúmen de los discursos pronunciados, una verdadera filigrana, que á todos sus méritos unía el de la improvisación.

Terminó el señor Montoro invirtiendo un pensamiento de Heredia y fué interrumpido varias veces por los aplausos de la concurrencia, que al terminar prorrumpió en entusiastas aclamaciones, rindiendo el merecido tributo al talento del insigne orador.

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El señor Leiva

Al concluir el primer acto de ” Los Lazos de la familia “, el público aclamó al señor Leiva, Ingeniero Director de las obras, quien se presentó en el palco escénico acompañado del pintor Señor Salaya, el modesto artista que ha dejado en el teatro La Caridad la prueba de su inspiración.

El Señor Leiva recibió aquella noche la merecida ovación que el pueblo de Santa Clara le tributaba, demostrándole así que sabe apreciar en cuanto vale su talento indisputable y su proverbial laboriosidad.

Los felicitamos cordialmente por la justicia que se le hizo.

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Las decoraciones

Las decoraciones del teatro ” La Caridad “, son excelentes. Débense al pincel del esclarecido artista español don Miguel Arias, el primer pintor escenógrafo de la Isla de Cuba.

Más de una vez aplaudió al público aquellas magníficas decoraciones, de efecto sorprendente, y admirablemente atendidas por el tramoyista Manuel Ulpiano encargado de instalar y atender la máquinaria en las dos primeras funciones.

Este sentirse que el señor Arias no estuviera en la localidad, que de ser así hubiera recibido la merecida ovación á que tenía indisputable derecho.

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La concurrencia

Santa Clara fue el punto de cita de toda la provincia, durante los días 8 y 9. — De Sagua, de Cienfuegos, de Sancti-Spíritus, de todos los pueblos villareños, concurrieron numerosas personas á ver y admirar la expléndida obra de la señora Abreu.

De Cienfuegos, vino una comisión del Liceo, con una excelente música. A las 6:00 de la tarde del día ocho, Santa Clara parecía transformada.

¡Cuanta animación en sus calles, cuanto entusiasmo y cuanto regocijo pintado en todos los semblantes!

¡Bendita sea la Caridad, virtud, y La Caridad, teatro, que en estos días tristes y brumosos ha venido á estrechar los lazos que únen á todos los cubanos!…

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Los periodistas

En estos días hemos tenido el honor de saludar á nuestros queridos amigos los señores Rabell, director de La Propaganda de Sancti Spíritus, Rosales, de La Situación, de Sagua, y Díaz Villegas, de La Opinión, de Cienfuegos.

Oímos decir que estaba en la ciudad un repórter de El País; pero á este señor ni le vimos ni tuvo por conveniente tomar posesión de la humilde casa que podía ofrecerle la redacción de La Perseverancia.

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Obsequios

La medalla dedicada por varios amigos al señor ingeniero don Herminio Leiva es de oro pulido, orlada con una corona de laurel, esmaltada de colores naturales, representando el edificio del teatro á medio relieve en el anverso, y en el reverso la siguiente inscripción: ” Al Señor Don Herminio Leiva ingeniero constructor del teatro La Caridad. Sus amigos y admiradores. — 8 de Setiembre ”

La otra medalla dedicada por varios amigos al inspirado artista Don Camilo Salaya, es también de oro Pulido, orlada igualmente y en el anverso de medio relieve los atributos de la pintura, ó sea un caballete con una paleta y colores esmaltados; y en el reverso la siguiente inscripción: ” Al Señor Don Camilo Salaya, pintor del teatro La Caridad. — Sus amigos y admiradores. — 8 de Setiembre”.

Estas dos medallas fueron entregadas particularmente á ambos artistas por el Señor Don Francisco Arencibia por haberse negado aquellos á recibirla públicamente como era el deseo de los que se las dedicaron, siendo el motivo de su negativa su extremada modestia que les inclinó á que todas las oraciones fueran esclusivas por la Señora Abreu de Estévez.

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Estrella

Ignoramos las razones por qué no se dió lectura al mismo tiempo que se recitó la poesía que reproducimos de nuestra queridísima compatriota Estrella (Anita Fernández), al discurso que á continuación de aquella también publicamos hoy; pues si fué por no figurar en el programa, en que se disponía no poderse variar, como esto no se cumplió, pudo muy bien leerse.

“A Villaclara”

Para la inauguración del teatro

La Caridad.

 

Desde el recinto de la pobre escuela

Dó se desliza mi apacible vida,

Mi espíritu gozoso hácia tí vuela

Villaclara querida.

Vuela á espaciarse en la sencilla fiesta

Que tus hijos celebran, pueblo mío,

Vuelve á aspirar el aura en tu floresta

Y á beber en tu río.

Llorando á tus pesares me asociaba,

Sin que nadie me llanto percibiera,

Y el Supremo Hacedor de demandaba

Que ventura te diera.

Y sola en mis sueños te veía

Sacudiendo valientemente el retroceso.

Que tu brillante juventud blandía

La antorcha del progreso.

Y gozaba en tu dicha pueblo amado,

Cual goza el padre cariñoso y tierno

Con el risueño porvenir soñado

Por su amor eterno.

Y si gozo en tu dicha, si tus penas

Han inundado mi mejilla en llanto,

Hoy que de gloria y de placer nos llenas

Te consagro mi canto.

¿Y Como no cantarte si contemplo

Que son tus hijos, o oh mi Villaclara,

Los que levantan majestuoso templo

Que á la indigencia ampara?

Ved el asilo donde el pobre dice

“Ven á ampararte só mi humilde techo ”

Y al pasar el umbral él los bendice

En lo íntimo del pecho.

Honrada la memoria siempre sea

De aquellos seres que al dejar el mundo,

Acariciaron bienhechora idea

Con interés profundo.

Y dijeron tal vez ” si al hombre damos

Donde aspirar el aura de la ciencia,

Sino un brillante porvenir, formamos

Venturosa existencia “.

Y dos templos elévanse grandiosos

Donde tus hijos, pueblo idolatrado,

Aprenden á ser hombres venturosos

Con el trabajo honrado.

Y los pobres y niños dulcemente

Doblando agradecidos la rodilla,

Piden al Cielo en oración ferviente

¡Bendiga una familia!

Y hoy que otro templo se levanta ufano

Que instruye y que deleita juntamente

Deja que pulse mí con bolsa mano

La cítara la doliente.

Y te diga gozoso, pueblo amado,

En pobre verso ó cariñosa carta,

No consientas que nunca se olvidado

El civismo de Marta.

Ello cual ángel bueno y cariñoso

Enjugó de tus hijos triste llanto;

Ella cifró su anhelo generoso

En tu cariño Santo.

No de flores, de amor una corona

Pongamos en su frente, agradecidos

Y en dulces notas que el cariño entona

Digamos conmovidos:

Villaclara, tu nombre para que guarde

Marta, por siempre su modesta historia

Y nuestro amor la lámpara que arde

Para alumbrar tu gloria.

 

Ana Fernández y Velasco. Cienfuegos, Setiembre de 1885.

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