Con las alas de su libertad
Laura Seco Pacheco
La guitarra ya es una extensión de su cuerpo. Por ello la extraña tanto cuando, por problemas de salud, no la tiene cerca. La tendinitis es la muerte de quien ha escogido la trova como compañera de viaje, castigo para el que está demasiado cerca del cielo. Yaíma Orozco es una especie de Ícaro bardo, traviesa y sin ataduras.
Es El Mejunje. Jueves. El reloj raya las once. El graderío bulle entre el humo de cigarro y vino barato. Ella está ahí, entre tantos hombres —hermanos— de los cuales se declara aprendiz, pero de los que todos la sabemos también maestra. Yaíma desgarra la voz y los acordes. Redescubre la poesía. Juega con ella. Entrega retazos de su alma, parte de su tiempo. Nos hace confidentes mientras coreamos sus letras y las hacemos nuestras.
Y en medio de esta infernal pandemia, cuando necesitamos la trova y el amor más que nunca, nos regala Mi Libertad, su último fonograma y el primero de su obra bajo un sello discográfico cubano. Integra diez canciones suyas de diversos géneros: hay habanera, son, changüí, guaguancó; se sienten los aires del bolero, el tango y la música afrocubana y brasileña. Temas antiguos o inéditos permiten apreciar el crecimiento artístico y humano de la trovadora.
Pasó meses dibujando el disco en su cabeza, saboreando y recomponiendo temas antes de pisar el estudio de grabación. «Libertad es ser la dueña de lo que siento, y obrar con franqueza […] Es querer o desear algo y poder hacerlo. Tener el mando total y actuar a mi gusto, a mi manera, con mis tiempos. Sin obligaciones ni patrones impuestos por alguien: sin permiso. […] Hacer canciones me ha mostrado el camino del despojo. La creación es atrevida y no tiene miedo, ni prejuicios. Ese proceso para mí es una completa liberación».[1]
La producción musical y los arreglos para Mi libertad correspondieron a Alfred Artigas; la producción general, a Raúl Marchena. Sebastián Perkal, Grammy Latino al Mejor Ingeniero de Grabación, lo grabó entre septiembre y octubre de 2019 en dBega Estudio (La Víbora, La Habana) y lo mezcló de noviembre de 2019 a marzo de 2020 en EcoStudio (Buenos Aires). En total participaron veintisiete músicos, incluyendo al valenciano Néstor Vinaixa (saxo tenor) y los argentinos Pablo Yanis (bandoneón) y Mariano Cantero (batería).
Yaíma nos regala además el video clip Callejón, dirigido por Mauricio Figueral, a quien la trovadora debe también el del tema Gracia, de su disco anterior. En el video para Callejón, la destacada artista plástica Zaida del Río, remediana, pinta sobre el cuerpo de la trovadora y se animan en 3D las obras que produjo para el diseño del disco.
Raúl Marchena expresó el remolino de emociones del fonograma con estas palabras: «Mi Libertad es una obra muy íntima […]. Es un disco de arriesgados que, a base de empeño, enfrentan con lo más sincero de su creación la banalización […] el talento y la sensibilidad genuinos trabajan para nosotros con rigor y serenidad. (Comunicación personal, 27 de marzo de 2020, archivos de la trovadora). Y esa paz, ese remanso de sentimientos, ese trabajo arduo y pausado de Yaíma Orozco, mereció el galardón de Mejor Disco de Nueva Trova en el festival Cubadisco 2021.
Yaíma se levanta eterna entre la poesía y su libertad creadora. Nos deja el sabor en los labios, en la garganta, de un buen verso nacido del corazón. Y se extraña más que nunca su voz limpia y el contraste inmenso sobre la pared de ladrillos de su segundo hogar.
[1] Fragmento de la entrevista ofrecida por la trovadora para: Valdés León, Carla (2020). «Canción a canción: Mi libertad, de Yaíma Orozco». AM:PM, revista digital, sección Entrevistas (https://magazineampm.com)